Friday, June 16, 2006

Aprendiendo a valorar lo cotidiano

Esta historia puede considerarse la continuación de la anterior "Entre la cima y la sima". Los mails recibidos desde distintos lugares del planeta preguntando acerca de el Guatón me obligaron a contar un poco más de su historia. También hay ciertas ideas que se conectan con lo dicho en "Socrates de visita en nuestra época", para que quienes sientan más curiosidad puedan ver algo más.

Salió furioso. Habría sido el primero en derrotar al diablo en un juego de pool, pero éste había usado un truco sucio para evadir la derrota. Ahora no había nada que hacer, pues ya se había ido. Decidió pasar a la cantina del loco: ahi podría echarle algo al buche y olvidar lo ocurrido.
- Harto mala cue'a tuviste po' Guatón...
- Veo que las noticias corren rápido.
- Sí, llegó la Sinforosa y le contó a la Elmerinda. Como estas viejas son copuchentas no se demoraron na' en contarle a todo el mundo ...¿y qué vai a hacer ahora Guatón?

El Guatón salió del lugar sin comer nada, no quería sentir cómo todo el mundo le preguntaba y le hacía recordar aquello. Miró el suelo cubierto de hojas y se dio cuenta de que solo jugaba porque era la única forma que tenía para olvidar su soledad: si olvidaba el juego ésta aparecía nuevamente y lo invadía todo. Cada arbol, cada calle, cada lugar se convertía en un reflejo de su tristeza. Estaba pensando en eso cuando sintió que algo dentro de su cuerpo se movía, como si estuviera vivo. Lo comprendió de inmediato.
Las revistas Ritmo siempre eran una buena compañía en ese tipo de situaciones. Ahora se sentía bastante mejor, aunque estaba cansado por estar intentando flotar para no tocar la tapa de ese asqueroso baño. Lo que más sentía era que tendría que romper la revista, aunque eso era lo de menos pensando en la magnitud de la emergencia que había vivido recién. "Todo por andar caminando lejos de casa y pensando huevadas" se dijo. Por suerte había encontrado aquel local y, aunque le molestó la cantidad de moscas y la suciedad que había allí no tuvo otra posibilidad. Luego de salir, se percató de que nadie le había preguntado nada, por lo que debía estar bastante lejos.
Caminó de vuelta a casa y agradeció que el viejo lo dejara usar su baño. Comprendió que las cosas más superficiales de la vida pueden significar mucho en ciertos momentos. Después de todo no tenía tan mala suerte.

Friday, June 02, 2006

Entre la cima y la sima

El frío de afuera no se sentía en aquel lugar. Poco a poco se fueron añadiendo más ojos para ver aquel tiro. Entre las miradas y la música de Arjona que se escuchaba al fondo, con "Ella y Él" el Guatón tomó el taco, sintiendolo más pesado que de costumbre. Miró el rostro de cada uno de los que observaban atentos: habían dejado sus propios juegos para observar el suyo y éste era el momento decisivo, lo que todos esperaban. Pensó en lo que le había pasado durante el día y sintió dolor en los brazos al recordar la cantidad de sacos que había cargado. Recordó los ojos de aquella mujer que después de veinte años seguía en su corazón, aunque ya ni siquiera podía saber dónde estaba. Se preguntó qué pasaría al día siguiente. Tal vez por fin podría realizar todos sus sueños, aunque el precio a pagar en caso de no lograrlo era demasiado alto. Aquel hombre vestido de negro no se andaba con chicas: cuando cobraba, lo hacía... y caro. Por eso todos estaban pendientes de lo que sucedería en aquel momento. El Guatón miró la bola 15 mientras hacía mentalmente todas las oraciones que había aprendido cuando niño. Dos de los observadores comentaban la historia de el Congrio, otro que había osado apostar con el hombre de traje negro y de quien no se supo más después de aquel juego. Había varios que se habían atrevido, pero aun no se sabía de nadie que hubiese salido victorioso. El gordo cerró los ojos y repasó mentlmente todos los movimientos que debía hacer para meter esa bola. Después de eso ya nada importaría. Con las manos temblorosas se alista para tirar, cuando justo en ese momento se oye afuera un grito. Todos miran por la ventana y un niño que miraba el juego aprovecha ese segundo de distracción para sacar las dos bolas que había sobre la mesa y salir corriendo tan rápido que nadie alcanzó a verlo. Cuando el Guatón miró nuevamente la mesa se encontró con la sorpresa. Buscó con la mirada al hombre de negro para aclarar la situación, pero éste también había desaparecido.